Cambiante con las estaciones, nunca muestra la misma imagen y nunca provoca las mismas sensaciones. Las grandes montañas que se elevan más allá de los tres mil metros de altura, los valles escondidos, el agua que fluye de norte a sur y que transforma el territorio allá por donde pasa, la fauna que encuentra su refugio en los grandes espacios y la flora que pinta el valle de colores según la estación, componen un territorio vivo para disfrutar de momentos de soledad y tranquilidad en una sociedad caracterizada por la inmediatez, pero también momentos de actividad y disfrute al aire libre, escalando montañas, caminando por senderos infinitos, volando en parapente y realizando otras muchas actividades.