Pasead entre menhires milenarios, testigos silenciosos del neolítico, o acercaos a los túmulos que custodian los sueños de nuestros ancestros. A lo largo de este camino, reviviréis la vida de los pastores prehistóricos, explorando sus cabañas y corrales. Y entre tanta historia, la huella de la Guerra Civil nos recuerda lo frágil que es el tiempo y lo valiosa que es la memoria.
Esta ruta, de aproximadamente 1 km, combina vestigios prehistóricos con huellas de la Guerra Civil, ofreciendo una visión fascinante del pasado en el Collado de Sahún.
Vestigio 1. El menhir del collado.
Iniciamos la ruta en el punto más bajo del Collado, donde se cree que un menhir marcaba antiguamente el paso entre valles. Este tipo de monolito de piedra, común en la prehistoria, servía como hito y punto de referencia en el paisaje.
Vestigio 2. Un menhir viajero.
A pocos metros, encontramos otro menhir, de 2.80 metros de largo, que se destaca por ser de roca sedimentaria, a diferencia de la roca metamórfica predominante en la zona. Este detalle revela que fue transportado desde al menos un kilómetro de distancia, lo que evidencia la capacidad de organización y el esfuerzo de las comunidades prehistóricas.
Vestigio 3. La cruz grabada.
Continuando el recorrido, observamos una cruz grabada en el suelo, símbolo inequívoco de la cristianización del lugar, probablemente en la época medieval. Su presencia nos recuerda la superposición de culturas a lo largo de la historia.
Vestigio 4. El dolmen marcado por la guerra.
Ascendemos hacia los restos de un dolmen, estructura funeraria colectiva típica del Neolítico. Lamentablemente, fue desmontado durante la Guerra Civil, pero aún se conserva el basamento y la roca superior, que presenta siete impactos de bala, testigos silenciosos del conflicto bélico.
Vestigio 5. Túmulo 1: Testigo del neolítico.
Nos encontramos con el primer túmulo de la ruta, un montículo de piedras que albergaba entierros individuales. Aunque muchas piedras fueron utilizadas para construir trincheras, la base nos permite imaginar la forma original de este antiguo sepulcro.
Vestigio 6. Túmulo 2: Protegido por un enebro.
A diferencia del anterior, este túmulo se conserva casi completo gracias a un enebro que lo protege. Su persistencia a lo largo de miles de años nos habla de la continuidad de las prácticas funerarias y la veneración por los antepasados.
Vestigio 7. Círculos desmantelados.
Llegamos a una zona donde se aprecian los restos de varios círculos de piedra, probablemente desmantelados durante la guerra para construir trincheras. La presencia de estos círculos, algunos de hasta 8 metros de diámetro, sugiere su uso como cabañas o señales de comunicación.
Entre los vestigios 7 y 8, una pequeña zanja nos recuerda la existencia de una trinchera de evacuación utilizada durante la Guerra Civil.
Vestigio 8. El círculo de la mesa.
Encontramos una mesa de madera situada en el centro de lo que fue un círculo de piedras. La construcción de la carretera alteró la estructura original, pero aún podemos apreciar su forma circular.
Vestigio 9. Túmulo convertido en cabaña.
Un posible túmulo que fue adaptado como cabaña durante la guerra. Este vestigio nos muestra la capacidad de adaptación y reutilización de las estructuras prehistóricas a lo largo del tiempo.
Vestigio 10. Un círculo pequeño.
Nos detenemos ante uno de los círculos de piedra más pequeños del Pirineo, cuya función aún está por determinar.
Vestigio 11: Círculos funerarios.
Cruzamos la carretera y descendemos por una pista hasta encontrar dos círculos de enterramiento. Su ubicación destacada sugiere que albergaban los restos de personas importantes en la comunidad.
Vestigio 12. La tumba expoliada.
Finalizamos la ruta en una tumba que ha sido expoliada, recordándonos la vulnerabilidad del patrimonio arqueológico.
Esta ruta nos sumerge en el mundo del pastoreo prehistórico a través de la observación de estructuras que evidencian la importancia de la ganadería en la vida de estas comunidades.
Vestigio 1. Túmulo y refugio pastoril.
Iniciamos la ruta en un túmulo que se combinaba con un habitáculo que servía como refugio para los pastores del Neolítico. En el centro del túmulo, una estela de piedra de arenisca (a diferencia de la caliza predominante) marcaba el lugar.
Vestigio 2. Un círculo tumular imponente.
Nos encontramos ante el círculo más grande de todo el Collado, que alberga varios enterramientos. Su tamaño y la presencia de múltiples tumbas sugieren la importancia del lugar para las comunidades prehistóricas.
Vestigio 3. Cabañas y corrales.
Observamos los restos de cabañas neolíticas, algunas con sus corrales. El pequeño tamaño de los corrales nos indica que cada familia tenía sus propias ovejas, lo que nos da una idea de la organización social y económica de la época.
Vestigio 4. Cabaña con grabado.
Descubrimos una cabaña que parece tener un grabado de una cabra en la piedra caliza. Este tipo de representaciones artísticas nos hablan de la importancia de la ganadería en la cultura de estas comunidades.
Vestigio 5. Un Paisaje transformado.
La ruta nos permite apreciar cómo la acción del hombre y el ganado a lo largo de la historia ha ido modificando el paisaje, transformando el bosque original en prados y pastos.
Vestigio 6. Cabaña con elementos completos.
Encontramos una cabaña con todos los elementos característicos de una vivienda neolítica, lo que la convierte en un lugar de especial interés para la investigación arqueológica.
Vestigio 7. Círculo bretón multifuncional.
Finalizamos la ruta en un círculo de tipo bretón, una estructura que pudo haber sido utilizada como corral en épocas posteriores, pero cuyo origen se remonta al Neolítico. Su presencia nos recuerda la versatilidad de las construcciones prehistóricas y su capacidad de adaptación a diferentes usos a lo largo del tiempo.