Diversas leyendas nos cuentan el origen de estas montañas como el fruto de una historia de amor entre Pyrene y Hércules, lo que no sorprende dada su belleza. Unas montañas formadas por las enormes y hermosas piedras amontonadas por Hércules sobe el cuerpo de su amada, la bella princesa Pyrene, que fueron dando forma a este singular sepulcro que daría lugar a la cordillera que llevaría su nombre, los Pirineos.