La localidad de Anciles en el Valle de Benasque, Ansils en patués, es considerado uno de los pueblos más hermosos de la península. No es casualidad. Aunque su tamaño le aproxima más a una aldea que a un pueblo, el maravilloso conjunto de casas que reúne y su estado de conservación hacen que su visita sea imprescindible.
Se puede llegar a Anciles, Ansils en patués, dando un agradable paseo desde Benasque, del que dista sólo 2 kilómetros. El camino se inicia en el puente sobre el río Ésera que hay a la entrada de Benasque, y discurre paralelo al río Ésera en dirección sur. También se puede hacer el recorrido en coche por una estrecha carretera, casi un paseo entre verdes prados, que hace honor a su nombre -Paseo de Anciles-.
El pequeño casco urbano, compacto y extremadamente limpio, está formado mayoritariamente por grandes caseríos señoriales pertenecientes a los siglos XVI y XVII. En ese tiempo los poderosos ganaderos de Benasque, decidieron construir sus nuevas mansiones en Anciles, casi un bariio de Benasque. Era una forma de alardear públicamente de las riquezas materiales.
Muchas de ellas muestran enormes aleros tallados, bellas puertas dinteladas, grandes patios y delicados trabajos de forja como los barrotes en forma de espiga. Los gruesos muros de piedra de las casonas, los arcos y los patios interiores ajardinados son parte del paisaje. Todo está perfectamente acondicionado y cuidado. Y hay una característica arquitectónica que sorprende en muchas de las construcciones: los tejados en escalera.
Los ejemplos más característicos son las casas Barrau, Sebastián, Sort y Suprián, inconfundible por su robusta torre de cuatro aguas.
La iglesia, de origen románico, ocupa uno de los edificios más céntricos y está totalmente integrada en el pueblo, ya que se accede a ella a través de una pequeña plaza que también da paso a otras viviendas.
Dedicada a San Pedro Apóstol, su torre fue reformada en el siglo XVII y la decoración barroca de su interior son del siglo XVIII. En su exterior se sitúa el antiguo cementerio de la localidad.
Consta de una nave rectangular dividida en tres tramos, con cabecera semicircular hacia el este y tres capillas a cada lado, bóveda de medio cañón en la nave con dos arcos fajones de medio punto que apean en las ménsulas por encima de las capillas. Conserva su ábside románico primitivo, realizado exclusivamente con cantos rodados o bolos que son muy abundantes en la zona.
En la ventana que da luz al atrio, abierta en el muro sur de la torre, está esculpida por el exterior la fecha de 1657. Así mismo en la puerta de la iglesia a los pies en arco de medio punto despiezado con grandes dovelas de mármol del país, con la rosca moldurada y en la clave, lleva esculpida la fecha 1767. El hastial oriental de la nave presenta un perfil escalonado.
La portada de esta iglesia abre en el hastial de poniente y es moderna. En el interior se puede ver a través de una verja acristalada que esta situada detrás de la puerta de entrada.
Muchos caminos, senderos y rutas son muy conocidos en un recorrido que te lleva hacia la Edad Media y que parten de el pueblo de Anciles, de Benasque y, sobre todo, de Cerler. Además está muy cerca de el Parque Posets Maladeta, donde también hay infinidad de rutas y paseos para poder disfrutar de los inigualables Pirineos.
Este recorrido, de 11 kilómetros de distancia, transcurre entre bellos parajes a lo largo de los cuales nos vamos a encontrar con verdes prados con caballos, preciosas cascadas y vistas naturales únicas.
Este sencillo itinerario familiar lleva desde el pueblo de Anciles hasta el puente que atraviesa el río Ésera, en el pueblo de Eriste.
A la salida de Anciles por el sur, se coge el sendero PR-HU 33, que enlazará un poco más adelante con el PR-HU 34, que nos llevará hasta casa Conques, donde encontramos la fuente Gardeta. Este es un buen lugar para tomar un descanso y disfrutar de las vistas sobre el valle de Benasque, la entrada a la Aigüeta de Eriste, el tozal del Box, las Tucas de Ixeia…
Una buena opción es hacer una ruta circular desde Anciles, Conques, Eriste, Anciles.
Esta es una de las rutas más emblemáticas y de las más recomendadas de los Pirineos que cuenta, además, con una historia muy peculiar. Es un recorrido sencillo de no más de 1h y 30 minutos que nos muestra la grandiosidad del Parque Natural Posets Maladeta.
En este recorrido se hace la magia cuando las aguas que proceden del pico Aneto desaparecen volviendo a deleitarnos con su majestuosidad a pocos kilómetros del Valle de Arán en una preciosa cascada llamada Uelhs deth Joeu.