El camino, señalizado con carteles y marcas amarillas y blancas, nace en el pueblo de Cerler, al lado de la pradera, y da pie a un sendero empedrado que lleva a la ermita de San Pedro Mártir, patrón de Cerler.
Desde la ermita se continúa hasta la planca del Molino sobre el río Ardonés, que se cruza para irse acercando a la gran cascada que se ve al fondo del valle, la cascada de Ardonés, la primera y más espectacular de las tres por las que se pasará.
Hay un puente al fondo del valle, justo casi debajo de esta primera espectacular cascada de Ardonés. Una vez cruzado el puente hay que hacer una pequeña bajada por terreno rocoso y resbaladizo por el agua que desprende la cascada. Para evitar problemas hay un cable que asegura este corto tramo.
Cerca, ya en el otro lado del valle, se pasa por otras dos cascadas de menor caudal, la del Clotet y de la Mascarada. El recorrido de vuelta al pueblo transcurre por espacios abiertos, entre densos pastizales, con excelentes y amplias vistas, llegando al pueblo de Cerler cómodamente.