Veri, rodeado de bosques de fresnos, robles y avellanos, está situado en un promontorio junto al Tusal del Castellá, antigua atalaya de vigilancia durante la edad media, lugar de rezos y de meditación, que en la actualidad se ha transformado en un mirador privilegiado del valle de Benasque.
Si hay algo que destaca de Veri, es su agua mineral, un agua que proviene del deshielo propio de la zona y de las abundantes precipitaciones.
Estas aguas se van filtrando a través de las capas de la tierra y van atravesando formaciones rocosas calcáreas, obteniendo del subsuelo pirenaico los tan apreciados componentes minerales y los oligoelementos que en ese subsuelo se encuentran.
Independientemente de la estación del año en el que nos encontremos, la temperatura del agua mineral de Veri se mantiene a 9º de forma constante. El 23 de mayo de 1969, las aguas de Veri fueron declaradas mineromedicinales gracias a las propiedades que tienen.
Una de las propiedades más destacables de estas aguas minerales es que es baja en sodio, por lo que es ideal para las dietas infantiles y para dietas en las que se recomienda una baja ingesta de sodio.
Veri forma parte de la entidad local menor de Sant Feliu de Veri, que está formada por un conjunto de preciosos pueblecitos.
San Feliu de Veri. Núcleo principal de entre todas las aldeas y la cabeza de la pedanía de San Feliú de Veri. Su paisaje alterna fresnos, chopos, manzanos y prados.
En el casco urbano de San Feliú destaca la iglesia que es de origen románico y está dedicada a San Félix. Esta iglesia está levantada en mampostería en una sola nave y tiene un magnífico pórtico y una torre muy robusta.
La Muria. Considerado el acceso al Valle de Benasque hasta el siglo XX junto con el puerto de las Aras, hoy por hoy, sus casas renacen conservando el sabor tradicional de los Pirineos.
En las proximidades de La Muria podemos encontrar la fuente del Plano, un barranco, un desfiladero y un área recreativa. Además, es el campo base de innumerables actividades montañeras.
Dos. Curioso y muy antiguo nombre para este pequeño pueblo que se encuentra oculto entre los márgenes del barranco que comparte su nombre. En esta localidad, los detalles arquitectónicos de sus puertas, tejados y ventanas nos ofrecen aires medievales.
Buyelgas. Segunda localidad más alta del valle de Benasque a unos 1510 m sobre el nivel del mar, la panorámica, entre bosques y prados, hacia Dos, Veri y San Feliú es un lujo para los sentidos.
San Valero / San Valeri. Pequeño pueblecito que geográficamente pertenece al valle del río Isábena, su orientaciónal sur le permite protegeresede los fríos inviernos.
Renanué. Escalando el coll de Fadas y junto a un promontorio, se encuentra esta singular aldea. Su arquitectura popular, sus patios con arcos y bordas se mimetizan con el paisaje. Destaca de Renanué su hermosa y austera iglesia románica de San Esteban que data del siglo XII.
Esta cueva, ubicada entre los dos de los ríos más importantes de la comarca de la Ribagorza, el río Ésera y el río Isábena, se sitúa a una altitud de 1500 m., dominando la planicie (Selvaplana) de un corredor transversal entre el Pirineo Axial y el macizo del Turbón. Ocupada por los primeros pastores trashumantes de Europa, este yacimiento en una valiosa fuente de información acerca de los inicios de la ganadería trashumante en la Península Ibérica, hace 7.000 años.
Los diferentes estudios realizados muestran que nuestros remotos antepasados neolíticos ya sustentaban una economía ganadera basada en la gestión de los rebaños combinando los pastos en las tierras bajas durante el invierno para pasar a las tierras altas pirenaicas durante el verano. Se ha podido documentar, en esta cueva, una secuencia de ocupación que abarca entre finales del sexto milenio y finales del cuarto milenio a. C., un periodo que suscita un vivo debate científico a nivel internacional, y es el del trascendental paso de las sociedades cazadoras-recolectoras a las productoras, en este caso a la temprana práctica de la ganadería.